lunes, 13 de febrero de 2017

¡Y QUE VIVA QUITO!. Por: Alejandro Valencia

ANTETÍTULO
Carritos de madera, canelazos, La Ronda, el cuarenta y las chivas. Llegó el 6 de diciembre.
TÍTULO
¡Y QUE VIVA QUITO!
SUMARIO
La celebración de las fiestas de la Carita de Dios se ha transformado de alguna manera en lo que los quiteños no deseaban; una razón más por la cual ingerir alcohol y como vulgarmente se dice “echar la casa por la ventana”.
ENTRADA/
INTRODUCCIÓN
Con motivo de las fiestas de Quito, en celebración de sus 482 años de fundación, se ha potenciado la celebración de conciertos populares y bailes, manifestaciones de arte y un nutrido programa gratuito para los vecinos de la ciudad. Aunque, todos los acontecimientos de las fiestas de la capital ecuatoriana dieron cabida a que sus habitantes reflexionen sobre la quiteñidad que se vive durante estas festividades.
CUERPO DEL TEXTO
Desde antes de llegar el primero de diciembre de 2016, en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador se sentía la energía por culminar aquella semana; la misma que era la de materias optativas. Para poner en contexto, Yo no tomé materias optativas, motivo por el cual decidí realizar mi trabajo periodístico alrededor de las festividades de la ciudad.
La ciudad empezó sus celebraciones con el conocido desfile de confraternidad el 25 de noviembre. Comparsas, orquestas, bailarines y distintas expresiones de arte que acompañaron hasta el pregón de fiestas que se suscitó en la plaza de Santo Domingo en el centro histórico de la ciudad. El cronograma para las fiestas de 2016 fue diverso y de gran acogida por los visitantes; desde artistas nacionales hasta internacionales nos acompañaron por motivo de las fiestas.
Llegando ya el primero de diciembre, desde tempranas horas de la mañana, la ciudad envestida de celebración empezaba su acelerado día. Mientras caminaba en el casco colonial, me acerqué a un puesto donde se venden los diarios y pude conocer a Gladys Vaca; quién es comerciante independiente, tenía su delantal que supongo usa todos los días en su puesto.
-          Lleve el diario, Comercio, Extra…- Gritaba para hacer propaganda de su producto.
-          Buenos días, ¿cómo me le va? – Le dije para llamar su atención.
-          En que le ayudo. – Respondió comedidamente
-          Un Últimas Noticias por favor.
Mientras me atendía, me dio curiosidad por saber cómo ella vive las fiestas. Gladys quien trabaja por años en el centro histórico de Quito, considera que las fiestas pasaron desapercibidas; sin ese principio de unidad y quiteñidad que caracterizan a los capitalinos. ¡Buenos días! Le dice a un conocido. Explica con sus diarios en la mano, como se ha llenado las festividades de Chagras  y gente de “afuera”. Yo sentí que Gladys no se identificaba ya con las fiestas, le quitaron el desfile de los colegios, y la confraternidad quiteña con la que toda su vida vivió.
Carritos de madera, chullas y quiteñas bonitas es lo primero que le viene a la mente a Luis Logaña, cuando le hablo de la quiteñidad. Sus lonas Venus que usa para el futbol, su camiseta de Liga y sus auriculares son sus amuletos para un buen partido y en donde casi siempre sale victorioso; me dijo mientras veíamos un encuentro de futbol en las canchas de la Universidad Central del Ecuador.
Luis me seguía comentando que en las fiestas solo pudo celebrar un día a Quito, sintió levemente la quiteñidad. Sus motivos de carácter personal, como salir con la familia fuera de la ciudad, celebrar tranquilamente el feriado, etc. Cosa que se comprende por las nuevas situaciones sociales y económicas que viven los habitantes de las metrópolis como Quito.
-          ¡dos más! Por chuncho. – dijo mientras recogía el par de cartas.
-          ¡Juez! Dos más y treintaiocho que no juega. – Dijo su pareja en el juego de cuarenta.
¡Y que viva Quito! Se oía por las calles, chivas y muchos otros lugares. Frase que reaviva las ganas de seguir festejando, bailando y disfrutando de la Luz de América en su semana de fiestas; palabras sinónimas a la quiteñidad se llegaría a concluir. Pero Andrés Tapia no compartió mucho este sentimiento en las fiestas de diciembre de 2016, porque no hubo tantos festejos como en años anteriores y por eso los quiteños se han alejado de su tradición. Refiriéndose también a que la administración municipal tuvo mucha de esta responsabilidad:
-          Creo que el Municipio no hizo tantos festivales para poder salir a divertirse, distraerse y si hubieron fueron contados. – Argumentó.
Las noches quiteñas en el centro histórico durante las fiestas, tuvieron su toque de historia; personajes de la colonia invitaban a los transeúntes a conocer, cómo en ciertos puntos sucedieron hechos o las antiguas funciones de algunas edificaciones. Sombreros de copa, vestidos pomposos y coloridos, indígenas portando sus mejores ropas y otros objetos que hicieron posible un ambiente de choque espacio-temporal de la ciudad.
Las fiestas de Quito han tenido muchos cambios, desde incorporar y quitar las corridas de toros, las bandas de paz que eran conocidas antes como bandas de guerra; en fin de todo ha pasado en las fiestas de los Chullas. Conflictos que se han desatado alrededor de las festividades capitalinas se llevaron inclusive a las urnas; cosa que apoya Bryan Pastaz. Menciona también que la quiteñidad se expresaba en el chulla en sí; celebrar, bailar y disfrutar era la esencia de las festividades. Por lo tanto, no se promovió la tradición:
-          Ya no se vive como antes la quiteñidad, pegarse un canelazo, bailar hasta las dos o tres de la mañana; cosa que representa las fiestas de la ciudad, creo yo.- Me dijo, y como buen quiteño alzaba su vaso con canelazo.
-          ¡Salud! – Pude decirle antes de que se acabara aquel trago.
¿Se está perdiendo la quiteñidad? Pregunta que yo me hago por lo vivido en las fiestas de 2016; se está justificando la tradición histórica que la cultura quiteña es, y reemplazándola con hábitos importados y reprimidores de la realidad citadina. Lo expuesto anteriormente pone en tela de duda las administraciones municipales de turno, ya que de alguna manera, directa o indirectamente se están alienando las tradiciones de una ciudad reconocida por su multiculturalidad y su colaboradora gente.
Conclusión
Frases, recuadros, cifras.

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