miércoles, 15 de febrero de 2017

MUJERES OTAVALEÑAS: FORTALEZA DE VIDA
Por LADY YANDÚN 

Un día soleado, una mañana casi perfecta para salir y disfrutar en familia, en pareja, con amigos y hasta solo. Sin duda, un día maravilloso en la capital ecuatoriana. Aunque para mí no sea así. Pienso… universidad: deberes. ¡Ya nada! Inicia un fin de semana para mí: un buen desayuno, una ducha y mis libros. Claro eso pensé, hasta que… “debemos viajar falleció la mamá de Kathy” dijo mi padre. 

Enmudezco al pensar ¿Quién es Kathy? Lo irónico es que eso no me importa y es que: ¡mierda los deberes! Bueno, no todo debe ser malo, puedo sacar una crónica del viaje y así un deber menos. Otavalo será el lugar destinado para mi crónica.

Salimos de casa, viajamos dos horas hasta llegar a Otavalo, arreglamos nuestro vestuario a  la entrada de la iglesia de San Luis e ingresamos. Rostros tristes y ojos llenos de lágrimas es lo primero que puede ver, finalizó la misa, nos acercamos a Kathy y camino al cementerio. 

Caminando observe el mercado, con un olor no tan agradable, pero eso si tenía algo peculiar, sus trabajadoras eran mujeres y no solo eso, sino que  eran muy  jóvenes y ya cargaban un bebe en su espalda ¿Jóvenes madres? ¿Son sus hijos? ¿y los hombres? Camino lentamente, observo a una niña que apenas podía cargar con su canasto y decido comprar algo.

-           “Una manzana por favor”. 
-           “35  centavos señorita”.  Ese fue el inicio de una corta plática con Angelica Yaguana. 
-           “Niña disculpa ¿estudias?” Sentí que mi pregunta fue seca y directa y dejo un silencio con rostro fruncido. -           “No, estudiaba antes de que papa muriera”

No podía haber escuchado palabras más crudas de una niña, no pregunte más tan solo me retire. Otavalo ese lugar turístico pero esconde muchos problemas sociales. Me adentre al mercado y conozco así a Gabriela Tabango de 17 años. ¡Nunca la olvidare! 
Mujer humilde e inteligente, demuestra su fortaleza escondiendo sus temores, trabajadora y luchadora, madre soltera de un pequeño llamado Carlos Guinson.

-           “No supe más de Luis después que mi hijo nació, imagino que no era lo que él esperaba”

Ella fue un libro abierto “vivo sola con mi hijo, recibo ayuda del gobierno pero hay días en los que no se gana y no se come” 

Mujeres luchadoras con diferentes realidades, Otavalo no es solo un lugar turístico, Otavalo encierra un problema social, y esta vez yo fui una más del montón  que solo llego realizó testimonios y no pude hacer nada.

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