martes, 14 de febrero de 2017

Caminata por el centro histórico - Crónica- Bryan Guayasamín 5"B"


Rodeado del helado viento de Quito y casi ensordecido por el ruido de los buses que transitan por las calles logro llegar al centro histórico, miro a mucha gente caminar, vender, gritar, pensar, vivir. El Centro Histórico es sin duda un lugar emblemático para la cuidad y sus aceras parecen confabularse con el aire para susurrarle a sus ciudadanos que por ahí han pasado presidentes que después han sido derrocados con el mismo ímpetu con el que fueron elegidos.
Edison Luje, estudiante de comunicación de 22 años comparte la misma experiencia sobre el taller y menciona: “Quito es tan lindo que cuando caminas por sus calles parece que las escuchas hablar por la cantidad de historia que llevan consigo”. Al pasar las horas el sol empieza a salir y con él aparece el entusiasmo de la gente trabajadora, la suspicacia del ladrón, la fé de los ancianos, el amor de los colegiales. Quito es como un viejo árbol, entre más antaño más imponente e interesante.
Michelle Cruz, estudiante de comunicación de 22 años describe las sensaciones que le deja el taller sobre la caminata por el Centro Histórico y la intervención del Metro sobre esta zona. “Me parece que es irresponsable por parte del municipio que aprueben la intervención de una estación del Metro en una zona tan importante y llena de historia como lo es la plaza de San Francisco”.
Diego Velasco, docente de la facultad de comunicación social y dirigente del taller habla sobre lo fundamental que es preservar intacto al Centro Histórico, “En el Centro no solo existen edificios viejos y leyendas antiguas, el Centro Histórico de Quito es un libro cuyo contenido nos compete a todos, es el receptor de nuestra memoria colectiva y por eso las autoridades quieren mutarlo, al transformar el Centro Histórico transforman también nuestro imaginario”.
Jaime Chamba, estudiante de comunicación de 22 años relata su experiencia sobre la defensa de la plaza de San Francisco con relación a la construcción de una estación del Metro, “Me parece que todos los quiteños deberíamos impedir que esto se cristalice, la construcción del Metro en medio del centro es una violación a la memoria y tradición de la cuidad”.

Así la cuidad continua en medio del trajín y la felicidad de los quiteños, los viejos se hacen más viejos, los ricos más ricos y el pueblo entre borracheras y fútbol se sienta a esperar un nuevo mesías que le venda promesas para convencerle de que el futuro será mejor y que el que ahora está en el poder no sirve para un carajo.

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