PERIODISMO II
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TRABAJO
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Crónica
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NOMBRE
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María Gutiérrez
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CURSO
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5 “B”
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FECHA
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07 de Diciembre del 2016
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Diego Velasco desentierra
historias en su taller.
HISTORIAS
OCULTAS DE LA UNIVERSIDAD CENTRAL EN CEMENTO Y MONTAÑA
Isabel tiene veinte años de edad, es amiga,
estudiante e hija. Matriculada en el registro
No. 84201, quinto semestre dentro de la carrera de Comunicación Social, Facultad
de Comunicación Social. Ni ella, ni yo nos imaginamos que hay historias ocultas.
Isabel tiene el cabello corto y
ondulado; que se abulta como una madeja de lana negra. Con un metro cincuenta y cinco va vestida con botas
negras; jean de color rosado con rosas
negras estampadas; un saco de lana largo anaranjado.
Cada mañana sale de su casa en Catalina Herrera y Fernández de Heredia. Camina unos diez minutos y espera la llegada
del bus. Adentro el bus se vuelve un dulce lecho hecho de plástico y hojalata. Despierta
cerca de las puertas de la Universidad Central. Camina apresurada junto a miles
de estudiantes que se entrecruzan desde la calle América hasta el interior de
la Facultad de Comunicación Social.
La veo animosa como niña de preescolar, nos
saluda. Nos sentamos en una vieja silleta de seis maderas delgadas horizontales,
ubicada en la puerta principal de la facultad. Esperamos ansiosos, la llegada
del Arq. Diego Velasco, defensor de la memoria histórica de San Francisco, y
profesor del taller “Antropología Urbana: Hallazgos arqueológicos en San
Francisco- Amaru Kacha”. Taller encaminado a la protección de la memoria. ¿Pero
tiene la Universidad Central memoria como la tiene el San Francisco? La respuesta llegó ese mismo momento.
Diego
Velasco, hombre con
cuarenta y pico de años, su rostro protegido por una gorra gris, una cabellera ceniza, alborotada y corta, lentes cuadrados.
Saco de lana amarrado al cuello, camisa de cuadrados. Nos reúne y con voz gruesa
e indignación expresa:
-
“¿Qué
es lo que es eso? Ahí donde yo estoy señalando. ¿Dónde están esos elementos
Blancos? ¿Saben qué es? ¡Cómo es posible! Esas son tumbas de unos estudiantes ¿Cómo
fallecieron?
Con esto Isabel y yo, miramos hacia el
este. Ahí una montaña envuelta en hierba se ilumina con el sol del mediodía frente
a la entrada de la facultad. Ni ella, ni yo nos imaginamos que hay historias
ocultas.
Germán
Rodas describe en “La izquierda ecuatoriana” a Velazco
Ibarra, auto declarado dictador, un movimiento estudiantil de izquierda cuyo
fofo político era la residencia de la Universidad Central. Diego comenta sobre aquel día:
-
Vienen
con las Fuerzas Armadas para destruir los reductos de izquierdosos. Se toman el
paracaidista, para invadir. Hacia la noche desalojando a bala a la gente. Con
cuatro pistolas de fogueo los estudiantes habían disparado y vienen
corriendo porque iban a apresarlos, torturarlos
y ¡kuk! Matarlos. Uno de ellos era de
psicología, compañero del actual vicerrector Rodríguez. Corriendo le dan un
balazo y cayo aquí, como Abdón Calderón”
La olvidada tumba de Guillo Díaz,
ex estudiante de psicología. Una historia oculta por en un túmulo funerario,
que se fusiona con el follaje. Una historia oculta por una muerte violenta por la lucha de izquierda.
Un lugar por donde estudiantes caminan en las mañanas, la lluvia lo inunda por
la tardes y la soledad lo envuelve en las noches.
Esa mañana del veinte y ocho
de noviembre, Isabel y yo nos lamentábamos las veces que por prisa cruzábamos
pisando aquella tumba, que era para nosotros solo follaje.
El sol de la mañana marca
otro día, jueves primero de diciembre. Después de una corta caminata cruzamos los
pasillos de fría baldosa ubicados en Jurisprudencia junto al tenaz silencio. Cambiamos
de ruta y el camino se fusiona con un viejo adoquinado al patio central,
rodeado de árboles y rosales fragantes, y estudiantes bulliciosos.
De pronto Diego se detiene, sube
a una acera señala una montaña con diez piedras pintadas de blanco y letras
rojas “MILTON REYES 1970 -2016”.
-
Esta
es la tumba de Milton Reyes, dicen que había sido un borrachito que iba a libar
con sus amigos, y como estaba
borracho, y como estaba solito, y como estaba
oscuro; se cayó por la Michelena y apareció al fondo. Pero lo que se decía es
que lo torturaron.
Francisco
Ulloa en “Semilla de abril”, ve
a Milton Reyes estudiante
chimboracense muerto por el golpe militar de Velazco Ibarra. Su cuerpo hallado
en la quebrada Michelena. Su cuerpo enviado a la policía forense fue recatado
en una camioneta con cuatro estudiantes. Su cuerpo fue velado en el teatro. Su
cuerpo paseado por la universidad y finalmente enterrado en la facultad de
Jurisprudencia.
Isabel mira atenta a Diego
mientras cuenta la historia de lucha del pasado. Mientras yo rodeo la tumba, como
si el pasado fuese el presente. Observo los vestigios de un monumento
desaparecido del cual solo quedaba un pie. Ni ella, ni yo nos imaginamos que
hay historias ocultas.
El día finaliza con esta
visita, el sol del mediodía se hace fuerte. Más no estamos listos para
terminar, las dudas nos recorren. La universidad lleva historias ocultas, Quito
tiene historias ocultas, entonces la universidad es como un libro de misterio,
una búsqueda de detective por un cementerio de cemento y montañas olvidadas.
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