viernes, 17 de febrero de 2017

MARÍA GUTIÉRREZ HISTORIAS OCULTAS DE LA UNIVERSIDAD CENTRAL EN CEMENTO Y MONTAÑA

PERIODISMO II
TRABAJO
Crónica
NOMBRE
María Gutiérrez
CURSO
5 “B”
FECHA
07 de Diciembre del 2016

Diego Velasco desentierra historias en su taller.
HISTORIAS OCULTAS DE LA UNIVERSIDAD CENTRAL EN CEMENTO Y MONTAÑA
Isabel tiene veinte años de edad, es amiga, estudiante e hija. Matriculada en el registro No. 84201, quinto semestre dentro de la carrera de Comunicación Social, Facultad de Comunicación Social. Ni ella, ni yo nos imaginamos que hay historias ocultas.
Isabel tiene el cabello corto y ondulado; que se abulta como una madeja de lana negra. Con un metro  cincuenta y cinco va vestida con botas negras;  jean de color rosado con rosas negras estampadas; un saco de lana largo anaranjado.
Cada mañana sale de su casa en Catalina Herrera y Fernández de Heredia.  Camina unos diez minutos y espera la llegada del bus. Adentro el bus se vuelve un dulce lecho hecho de plástico y hojalata. Despierta cerca de las puertas de la Universidad Central. Camina apresurada junto a miles de estudiantes que se entrecruzan desde la calle América hasta el interior de la Facultad de Comunicación Social.
La veo animosa como niña de preescolar, nos saluda. Nos sentamos en una vieja silleta de seis maderas delgadas horizontales, ubicada en la puerta principal de la facultad. Esperamos ansiosos, la llegada del Arq. Diego Velasco, defensor de la memoria histórica de San Francisco, y profesor del taller “Antropología Urbana: Hallazgos arqueológicos en San Francisco- Amaru Kacha”. Taller encaminado a la protección de la memoria. ¿Pero tiene la Universidad Central memoria como la tiene el San Francisco?  La respuesta llegó ese mismo momento.
Diego Velasco, hombre con cuarenta y pico de años, su rostro protegido por una gorra gris, una cabellera  ceniza, alborotada y corta, lentes cuadrados. Saco de lana amarrado al cuello, camisa de cuadrados. Nos reúne y con voz gruesa e indignación expresa:
-       “¿Qué es lo que es eso? Ahí donde yo estoy señalando. ¿Dónde están esos elementos Blancos? ¿Saben qué es? ¡Cómo es posible! Esas son tumbas de unos estudiantes ¿Cómo fallecieron?
Con esto Isabel y yo, miramos hacia el este. Ahí una montaña envuelta en hierba se ilumina con el sol del mediodía frente a la entrada de la facultad. Ni ella, ni yo nos imaginamos que hay historias ocultas.
Germán Rodas describe en “La izquierda ecuatoriana” a Velazco Ibarra, auto declarado dictador, un movimiento estudiantil de izquierda cuyo fofo político era la residencia de la Universidad Central. Diego comenta sobre aquel día:
-          Vienen con las Fuerzas Armadas para destruir los reductos de izquierdosos. Se toman el paracaidista, para invadir. Hacia la noche desalojando a bala a la gente. Con cuatro pistolas de fogueo los estudiantes habían disparado y vienen corriendo  porque iban a apresarlos, torturarlos y ¡kuk! Matarlos. Uno de ellos  era de psicología, compañero del actual vicerrector Rodríguez. Corriendo le dan un balazo y cayo aquí, como Abdón Calderón”
La olvidada tumba de Guillo Díaz, ex estudiante de psicología. Una historia oculta por en un túmulo funerario, que se fusiona con el follaje. Una historia oculta por  una muerte violenta por la lucha de izquierda. Un lugar por donde estudiantes caminan en las mañanas, la lluvia lo inunda por la tardes y la soledad lo envuelve en las noches.
Esa mañana del veinte y ocho de noviembre, Isabel y yo nos lamentábamos las veces que por prisa cruzábamos pisando aquella tumba, que era para nosotros solo follaje.
El sol de la mañana marca otro día, jueves primero de diciembre.  Después de una corta caminata cruzamos los pasillos de fría baldosa ubicados en Jurisprudencia junto al tenaz silencio. Cambiamos de ruta y el camino se fusiona con un viejo adoquinado al patio central, rodeado de árboles y rosales fragantes, y estudiantes bulliciosos.
De pronto Diego se detiene, sube a una acera señala una montaña con diez piedras pintadas de blanco y letras rojas “MILTON REYES 1970 -2016”.

-          Esta es la tumba de Milton Reyes, dicen que había sido un borrachito que iba a libar con sus amigos,  y como estaba borracho,  y como estaba solito, y como estaba oscuro; se cayó por la Michelena y apareció al fondo. Pero lo que se decía es que lo torturaron.

Francisco Ulloa en “Semilla de abril”, ve a Milton Reyes estudiante chimboracense muerto por el golpe militar de Velazco Ibarra. Su cuerpo hallado en la quebrada Michelena. Su cuerpo enviado a la policía forense fue recatado en una camioneta con cuatro estudiantes. Su cuerpo fue velado en el teatro. Su cuerpo paseado por la universidad y finalmente enterrado en la facultad de Jurisprudencia.
Isabel mira atenta a Diego mientras cuenta la historia de lucha del pasado. Mientras yo rodeo la tumba, como si el pasado fuese el presente. Observo los vestigios de un monumento desaparecido del cual solo quedaba un pie. Ni ella, ni yo nos imaginamos que hay historias ocultas.

El día finaliza con esta visita, el sol del mediodía se hace fuerte. Más no estamos listos para terminar, las dudas nos recorren. La universidad lleva historias ocultas, Quito tiene historias ocultas, entonces la universidad es como un libro de misterio, una búsqueda de detective por un cementerio de cemento y montañas olvidadas.

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