viernes, 17 de febrero de 2017

MARÍA GUTIÉRREZ ESPERA DE NOCHE BUENA SE CONVIERTE EN LUTO EL 24.

PERIODISMO II
TRABAJO
Crónica
NOMBRE
María Gutiérrez
CURSO
5 “B”
FECHA
23 de noviembre del 2016


En el Ecuador  solo el 3% de homicidios violentos son investigados
ESPERA DE NOCHE BUENA SE CONVIERTE EN LUTO EL 24.
Amanecía en noche buena y la casa de fachada azul destartalada, baldosas rómbicas de celeste, blanco y amarrillo desbordaba con  personas agitadas. Cada una con cargas de vegetales, pavo y pollo, dulces y regalos en desfile por las  tres puertas de metal. Desde las  ventanas enrejadas mis primos y yo veíamos a mi abuelo. Mas caída la noche su ausencia se notaba. Simón Gutiérrez, abuelo, padre y esposo de cincuenta y un años de edad no llegó. Ese 24  de diciembre de 2006 la familia Gutiérrez  no celebro a la novena con pavo, dulces y  regalos en la fiesta barrial, celebró un funeral.
Simón Gutiérrez, mi abuelo, a sus sesenta y un años tenía pocas canas que dejaban ver en la cabellera ondulada una corona calva. Su rostro con nariz recta y pequeña, ojos claros y de diferente tamaño. Mi abuelo no medio más de un metro cincuenta y cinco, más siempre tenía una presencia fuerte, típica de un militar jubilado. Mi abuelo en navidad siempre vestía su camiseta amarilla encima  de una camisa verde de la policía nacional,  buzo rojo en la cintura que tapaba su pantalón café y zapatos de charol negro, asi era mi abuelo.  
Mi abuelo adoraba la navidad cuando esta se acercaba su niño interior florecía. El colocaba un árbol blanco de plástico, le ponía algodón y nos levantaba a colocar bolas de espuma Flex pintas con nuestros dedos. Asi lo recuérdanos y cuando se fue la navidad jamás regreso al hogar de la familia Gutiérrez, pues ya nadie colocaba el árbol.
En la mañana de noche buena Simón subió las escaleras. Al llegar a su habitación  se encontró con tres niñas y tres niños, acostados en la cama de madera con colcho de dos plazas adormilados. Miro a Adriana, su nieta,  y con sonrisa cómplice la   llevó en hombros.
-       Vamos por una fritada, o ¿quieres un dulce?
La pequeña de coletas largas y ondulas, short blanco y camiseta de puntos celebraba mientras bajaba con él por aquellas escaleras más altas que ella misma. Al cabo de una hora de recorrer el barrio adoquinado, con callejones delincuenciales de Quito Sur, al sur de Quito volvieron animosos con un rostro manchado de espumilla.
Mientras tanto en el tercer piso recién construido, se preparaba la cena. En el calor de la cocina dos ollas de papas y arroz, se adobaba con ajo, sal y mucha cebolla cortada por los niños del hogar, Sharon  y Gaby, que luego eran colocadas en la licuadora.   para la cena familiar de noche buena y para la fiesta barrial del 24.
Al llegar la tarde todo estaba listo para la cena. María Moncayo, esposa de Simón, y Gloria Guzmán, empezaron a colocar ladrillos traídos desde el primer piso, con la ayuda de los niños en el centro de la habitación color piel  iluminada con dos focos amarrillos. Encima de ellos mis tíos Franklin y Washington Gutiérrez junto a mi padre Cesar Gutiérrez ponía una gran tabla triplex de madera justo en el centro del tumulto desordenado de ladrillos.
Poco a poco la mesa rebosaba en vino, cola, jugo de uva, colocados en la esquina derecha de la mesa. Un olor de pavo asado que salía del centro de la mesa que era  cortado en tajas desiguales. Enormes vols. rebosantes de ensalada de col, papas y un fuerte ají que hacia lagrimear los ojos.  Este espectáculo de colores y aromas recibía a una familia de dieciséis miembros, quienes se veían obligados a esperar a que todos se sentaran. María inspeccionaba de manera casi militar que nadie comiera antes de rezar y que todos estuvieran allí.
-       No coman aun, que faltan sus papás, y falta Simón. Además no han agradecido.  Tengan pónganse bufanda o se enfermaran.
Nuestra abuela nos entregaba bufandas de lana y mantas para los pies en espera de que todos se colocaran en sus asientos improvisados por largas tablas entre ladrillos, bancas de plástico, sillas de niños. El bullicio  se volvió más intenso con una hora de espera. Los niños gritando “comida, queremos comer” mientras en un juego golpeaban la mesa con los tenedores de metal pulido de la abuela. Y los adultos con el  tema central de conversación era el paradero de Simón, Roció Gutiérrez, hija de Simón, cuenta:
-       Mi padre había salido en la tarde, a las 7:45 pm,  a la liga barrial Quito Sur para salir con sus amigos... ¡Voy a por unas copas mija! , eso nos dijo
Después de treinta minutos los platos eran colocados con las piezas de pavo asado la bulla se silenció como si la muerte hubiese acabado con todos. Las bocas se llenaban, el vino se acababa, la cola era desea como si hubiera calor en el frío invernal y los platos, vols. y vasos se acumularon en el centro de la mesa improvisada.
Al acabar la última persona, todos empezaron a levantarse y a desfilar hacia la cocina a dejar las migajas del festín, pero esta paz no duro. Roció cuenta:
-       Recuerdo que ya nos íbamos a la cocina, cuando entre los niños alguien escondido, dijo en un susurro típico de un inocente pequeño: - no se lleven los platos, ¿y el papi abuelo no va a comer? Buscamos al delincuente juvenil que decidió tocar el tema pero no lo hallamos y el tema se quedó en nuestras mentes.
Al llegar la media noche las tres familias, compuestas de 8 personas, que Vivian en la casa de María dormían profundamente, hasta que un estruendo se escuchó en la puerta principal de metal. Golpes fuertes y secos inundaban el silencio. Al cabo de diez minutos el sonido seso, y gritos empezaron.
-       Maruja, maruja, ábreme.
La persona que causaba el estruendo era Simón, quien había llegado en la noche sin la llave de casa, que se hallaba colocada en el enorme rosario de madera encima de la cama de la abuela, María.
-       Me asome a la ventana y lo vi allí, estaba enojada. El solo gritaba y yo me enfadaba más. Salí al balcón sin ni siquiera ponerme las pantuflas, que me regalo la navidad anterior. Lo vi allí ebrio en navidad- dice mientras cambia su rostro con el ceño fruncido por uno caído, mirada baja y voz temblorosa- le dije que no entraría, que durmiera afuera con sus amigos. Él me decía – maruja es peligrosa ya cállate y ábreme. Yo solamente cerré la puerta del balcón y lo deje allí. Luego no hacia ruido asi que supuse que se quedó dormido en la acera.
El 24 de diciembre el teléfono rojo de discado no dejaba de sonar. Y a la quinta vez que sonó María Moncayo se levantó adormilada a contestar.
-       Recuerdo que tome el teléfono y me dijeron que debía ir a la décima dirección nacional de investigaciones de la policía nacional, pues era necesario que identificara un cuerpo. De inmediato cerré el teléfono y corrí a la puerta del segundo piso donde vivo y grite: ¡Cesar, Cesar algo sucedió! Cesar no bajaba
En ese mismo momento Cesar, Washington, Franklin y Roció, hijos de Simón, fueron avisados a las 8:00 am por la vecina que Simón fue hallado en la quebrada de la Quito Sur.  Gloria Guzmán, nuera de Simón, recuerda que después de recibir la llamada espero a su esposo Cesar Gutiérrez y juntos llamaron a los hijos faltantes William y Antonio.
 Al cabo de diez minutos toda la familia, que vivía a menos  de treinta metros del perímetro de la casa empezó a llegar. Asi en la sala del segundo piso empezó una reunión triste y lúgubre. Mis primos y yo veíamos a nuestros padres sentados en la sala, el ambiente era pesado. El rostro de mi padre, Cesar Gutiérrez, cuando le asignaron reconocer el cuerpo  solamente me recordaba el momento en que mi brazo se fracturo. Mi padre en su declaración a la Oficina de Investigación del Delito de Pichincha afirmo:
-       La policía me entrego los documentos personales de mi padre para poder ir a la O.I.D.E y a la morgue a retirar el cadáver, me dijeron que los zapatos y los documentos personales se encontraron en la parte superior de la quebrada y a él lo botaron al fondo.
El informe N° 1336-54-JP-PA-96 de autopsia médico legal realizada a las 16:00 del 24 de diciembre por el perito médico legista Dr. Marcelo Jácome dio a la luz el estado del cadáver sin zapatos pies con laceraciones en los tobillos; politraumatismos consecutivos, golpes y moretones; hemorragia cerebrelosa; sangrado de vasos sanguíneos cerebrales provocado por golpes fuertes; separación atlanto occipital, cuello roto por la separación de las vértebras de la columna; fracturas en las costillas de la I a la III , estomago al corte , es decir laceración con arma corto punzante. La conclusión del médico legista fue una muerte violenta.
Cuando callo el medio día mi padre regreso con el certificado de defunción del registro civil donde mi abuelo se volvió un registro N° 005-RCN. Las palabras: fallecido el día 24 del mes de diciembre del año 2006 a las seis horas de la mañana. Ese papel volvió real  nuestro sufrimiento y volvió materiales nuestras ideas.
El funeral fue preparada el veinte y cuatro de diciembre con gran rapidez la familia se dividió en quienes que seguían en shock, quienes debían arreglar papeles, quienes prepararon la cremación y el funeral, y quienes trataban de que nosotros, los pequeños de la casa, no sepamos más del tema.  
Asi fue como en amanecí con vestido negro, zapatos de charol en medio del  silencio. Y al llegar en vez de recibir regalos recibíamos flores y abrazos, en vez de feliz navidad teníamos condolencias. María afirma que:
-       Ese día en vez de celebrar el regreso de mi niño Jesús, estábamos celebrando la muerte. Era celebrar la muerte en vida.
Gloría Guzmán recuerda con un rostro enrojecido y con las maños en puño como recorrían los chismes en el funeral:
-       Nosotros no sabíamos nada, solo nos dieron que encontraron el cadáver en la quebrada. Mas en el funeral  se contaba que le habían llevado dos personas del barrio, uno que le dicen “el whaciman”. Lo habían asesinado y desnucado.   Al final la policía no hizo nada, no se sabe ¿quién lo mato?, ¿qué paso?
Después del entierro la señora Noemí Salazar llamo a la casa de la familia y cono que la pandilla de los hediondos o panchos había maquinado el asesinato. Entonces Roció quien se hallaba en casa escucho la llamada y vino a  su mente el accidente ocurrido días antes de navidad un quince de diciembre, declarando lo siguiente para el Doctor. Oliver Arellano, abogado.
-       Mi esposo y yo llegamos tarde por un compromiso entre eso de las 2:00 a 4:00 de la mañana. Mi esposo fue a guardar el carro y yo miraba que mi hijo no se haya despertado. Baje a la puerta pues en la esquina habían cinco hombres, entre ellos “el Pancho”, “el Chavo” y “el Nelson” que buscaron pelear con mi esposo y se golpearon. Entonces salio mi padre a defendernos; ya que a mi esposo le tumbaron al piso y poco después también le votaron al piso a mi padre.
Entonces mi padre se levantó y fue por un tubo de escape y empezó a golpearles pues pateaban a mi esposo en el piso. El Nelson tratado de sepáralos y fue cuando el Pancho tomo una botella de licor del piso y corrió contra mi padre gritaba “Te voy a matar”; Mi padre contesto “Ven hijo de puta y veras”.
Se fueron amenazando de muerte y rompiendo los vidrios.
El caso del homicidio de Simón Bolívar Gutiérrez se presentó frente al juez décimo tercero de lo penal de Pichincha con la demandante María Alina Moncayo Andrade, en el registro C.J. 1703. En el mismo se acusa a Víctor Pozo Guano, alias “El Pancho” por los delitos de robo y asesinato tipificados en el código penal vigente de la época, artículos 550 y 450, numerales 1 y 4. Además se pide una investigación minuciosa para conseguir a los cómplices y se denuncia las amenazas a Roció Elizabeth Gutiérrez y sus pesos Gabriel Pinto, indicados que “Si fue primero el padre, ahora les toca a este par”
En el 2007 la tasa de homicidios por cada mil habitantes es de 17.9%. El homicidio de Simón es un caso visible del aumento de 11 puntos entre 1990 y 2009 registrados por la Dirección General de Operaciones de la Fiscalía General del Estado. Solamente el 3% de casos violentos en el Ecuador recibe una sentencia, según el informe de Philip Alton sobre las ejecuciones judiciales, extrajudiciales, sumarias o arbitrarias.  En el 2007
Hoy en día la navidad para la familia Gutiérrez ha cambiado, no hay reuniones familiares, ni organización de festejo barrial. Las sonrisas se pierden asi como el recuerdo de quien fue mi abuelo, el niño amante de la navidad.
¿No estoy segura si es la forma dolorosa y rápida en la que se fue? O ¿La culpa de María Moncayo al no abrir la puerta?, pero sé que mi abuelo se ha vuelto nuestro tabú, secreto familiar.

Al ir creciendo era mi abuelo quien me cuidaba y acompañaba, el que regañaba a mi padre. Mi abuelo era  Ahora su recuerdo se halla en las siete casas de sus hijos  ubicado en la sala de las casas, con el mismo retrato. Simón internado con traje negro, camisa blanca y corbata de puntos azules, ojos claros, calva prominente y sonrisa impasible. 

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