PERIODISMO II
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TRABAJO
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Crónica
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NOMBRE
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María Gutiérrez
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CURSO
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5 “B”
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FECHA
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23 de noviembre del 2016
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En
el Ecuador solo el 3% de homicidios
violentos son investigados
ESPERA
DE NOCHE BUENA SE CONVIERTE EN LUTO EL 24.
Amanecía en noche buena y la
casa de fachada azul destartalada, baldosas rómbicas de celeste, blanco y
amarrillo desbordaba con personas
agitadas. Cada una con cargas de vegetales, pavo y pollo, dulces y regalos en
desfile por las tres puertas de metal.
Desde las ventanas enrejadas mis primos
y yo veíamos a mi abuelo. Mas caída la noche su ausencia se notaba. Simón
Gutiérrez, abuelo, padre y esposo de cincuenta y un años de edad no llegó. Ese
24 de diciembre de 2006 la familia
Gutiérrez no celebro a la novena con
pavo, dulces y regalos en la fiesta
barrial, celebró un funeral.
Simón Gutiérrez, mi abuelo, a sus
sesenta y un años tenía pocas canas que dejaban ver en la cabellera ondulada
una corona calva. Su rostro con nariz recta y pequeña, ojos claros y de
diferente tamaño. Mi abuelo no medio más de un metro cincuenta y cinco, más
siempre tenía una presencia fuerte, típica de un militar jubilado. Mi abuelo en
navidad siempre vestía su camiseta amarilla encima de una camisa verde de la policía nacional, buzo rojo en la cintura que tapaba su pantalón
café y zapatos de charol negro, asi era mi abuelo.
Mi abuelo adoraba la navidad cuando esta
se acercaba su niño interior florecía. El colocaba un árbol blanco de plástico,
le ponía algodón y nos levantaba a colocar bolas de espuma Flex pintas con
nuestros dedos. Asi lo recuérdanos y cuando se fue la navidad jamás regreso al
hogar de la familia Gutiérrez, pues ya nadie colocaba el árbol.
En la mañana de noche buena Simón subió
las escaleras. Al llegar a su habitación se encontró con tres niñas y tres niños,
acostados en la cama de madera con colcho de dos plazas adormilados. Miro a Adriana, su nieta, y con sonrisa cómplice la llevó
en hombros.
-
Vamos
por una fritada, o ¿quieres un dulce?
La pequeña de coletas largas y ondulas,
short blanco y camiseta de puntos celebraba mientras bajaba con él por aquellas
escaleras más altas que ella misma. Al cabo de una hora de recorrer el barrio
adoquinado, con callejones delincuenciales de Quito Sur, al sur de Quito
volvieron animosos con un rostro manchado de espumilla.
Mientras tanto en el tercer piso recién
construido, se preparaba la cena. En el calor de la cocina dos ollas de papas y
arroz, se adobaba con ajo, sal y mucha cebolla cortada por los niños del hogar, Sharon
y Gaby, que luego eran colocadas en la licuadora. para la
cena familiar de noche buena y para la fiesta barrial del 24.
Al llegar la tarde todo estaba listo
para la cena. María Moncayo, esposa
de Simón, y Gloria Guzmán, empezaron
a colocar ladrillos traídos desde el primer piso, con la ayuda de los niños en
el centro de la habitación color piel
iluminada con dos focos amarrillos. Encima de ellos mis tíos Franklin y Washington
Gutiérrez junto a mi padre Cesar Gutiérrez ponía una gran tabla triplex de
madera justo en el centro del tumulto desordenado de ladrillos.
Poco a poco la mesa rebosaba en vino,
cola, jugo de uva, colocados en la esquina derecha de la mesa. Un olor de pavo
asado que salía del centro de la mesa que era cortado en tajas desiguales. Enormes vols.
rebosantes de ensalada de col, papas y un fuerte ají que hacia lagrimear los
ojos. Este espectáculo de colores y
aromas recibía a una familia de dieciséis miembros, quienes se veían obligados
a esperar a que todos se sentaran. María inspeccionaba de manera casi militar que
nadie comiera antes de rezar y que todos estuvieran allí.
-
No
coman aun, que faltan sus papás, y falta Simón. Además no han agradecido. Tengan pónganse bufanda o se enfermaran.
Nuestra abuela nos entregaba bufandas de
lana y mantas para los pies en espera de que todos se colocaran en sus asientos
improvisados por largas tablas entre ladrillos, bancas de plástico, sillas de
niños. El bullicio se volvió más intenso
con una hora de espera. Los niños gritando “comida, queremos comer” mientras en
un juego golpeaban la mesa con los tenedores de metal pulido de la abuela. Y
los adultos con el tema central de
conversación era el paradero de Simón, Roció
Gutiérrez, hija de Simón, cuenta:
-
Mi
padre había salido en la tarde, a las 7:45 pm,
a la liga barrial Quito Sur para salir con sus amigos... ¡Voy a por unas
copas mija! , eso nos dijo
Después de treinta minutos los platos
eran colocados con las piezas de pavo asado la bulla se silenció como si la
muerte hubiese acabado con todos. Las bocas se llenaban, el vino se acababa, la
cola era desea como si hubiera calor en el frío invernal y los platos, vols. y
vasos se acumularon en el centro de la mesa improvisada.
Al acabar la última persona, todos
empezaron a levantarse y a desfilar hacia la cocina a dejar las migajas del festín,
pero esta paz no duro. Roció cuenta:
-
Recuerdo
que ya nos íbamos a la cocina, cuando entre los niños alguien escondido, dijo
en un susurro típico de un inocente pequeño: - no se lleven los platos, ¿y el
papi abuelo no va a comer? Buscamos al delincuente juvenil que decidió tocar el
tema pero no lo hallamos y el tema se quedó en nuestras mentes.
Al llegar la media noche las tres familias,
compuestas de 8 personas, que Vivian en la casa de María dormían profundamente,
hasta que un estruendo se escuchó en la puerta principal de metal. Golpes
fuertes y secos inundaban el silencio. Al cabo de diez minutos el sonido seso,
y gritos empezaron.
-
Maruja,
maruja, ábreme.
La persona que causaba el estruendo era
Simón, quien había llegado en la noche sin la llave de casa, que se hallaba colocada
en el enorme rosario de madera encima de la cama de la abuela, María.
-
Me
asome a la ventana y lo vi allí, estaba enojada. El solo gritaba y yo me
enfadaba más. Salí al balcón sin ni siquiera ponerme las pantuflas, que me
regalo la navidad anterior. Lo vi allí ebrio en navidad- dice mientras cambia
su rostro con el ceño fruncido por uno caído, mirada baja y voz temblorosa- le
dije que no entraría, que durmiera afuera con sus amigos. Él me decía – maruja
es peligrosa ya cállate y ábreme. Yo solamente cerré la puerta del balcón y lo
deje allí. Luego no hacia ruido asi que supuse que se quedó dormido en la
acera.
El 24 de diciembre el teléfono rojo de
discado no dejaba de sonar. Y a la quinta vez que sonó María Moncayo se levantó adormilada a contestar.
-
Recuerdo
que tome el teléfono y me dijeron que debía ir a la décima dirección nacional
de investigaciones de la policía nacional, pues era necesario que identificara
un cuerpo. De inmediato cerré el teléfono y corrí a la puerta del segundo piso
donde vivo y grite: ¡Cesar, Cesar algo sucedió! Cesar no bajaba
En ese mismo momento Cesar, Washington,
Franklin y Roció, hijos de Simón, fueron avisados a las 8:00 am por la vecina
que Simón fue hallado en la quebrada de la Quito Sur. Gloria
Guzmán, nuera de Simón, recuerda que después de recibir la llamada espero a
su esposo Cesar Gutiérrez y juntos llamaron a los hijos faltantes William y
Antonio.
Al cabo de diez minutos toda la familia, que
vivía a menos de treinta metros del perímetro
de la casa empezó a llegar. Asi en la sala del segundo piso empezó una reunión
triste y lúgubre. Mis primos y yo veíamos a nuestros padres sentados en la
sala, el ambiente era pesado. El rostro de mi padre, Cesar Gutiérrez, cuando le asignaron reconocer el cuerpo solamente me recordaba el momento en que mi
brazo se fracturo. Mi padre en su
declaración a la Oficina de Investigación del Delito de Pichincha afirmo:
-
La
policía me entrego los documentos personales de mi padre para poder ir a la
O.I.D.E y a la morgue a retirar el cadáver, me dijeron que los zapatos y los
documentos personales se encontraron en la parte superior de la quebrada y a él
lo botaron al fondo.
El
informe N° 1336-54-JP-PA-96
de autopsia médico legal realizada a las 16:00 del 24 de diciembre por el
perito médico legista Dr. Marcelo Jácome dio a la luz el estado del cadáver sin
zapatos pies con laceraciones en los tobillos; politraumatismos consecutivos,
golpes y moretones; hemorragia cerebrelosa; sangrado de vasos sanguíneos
cerebrales provocado por golpes fuertes; separación atlanto occipital, cuello
roto por la separación de las vértebras de la columna; fracturas en las costillas
de la I a la III , estomago al corte , es decir laceración con arma corto
punzante. La conclusión del médico legista fue una muerte violenta.
Cuando callo el medio día mi padre
regreso con el certificado de defunción
del registro civil donde mi abuelo se volvió un registro N° 005-RCN. Las palabras: fallecido el día 24 del mes de
diciembre del año 2006 a las seis horas de la mañana. Ese papel volvió
real nuestro sufrimiento y volvió
materiales nuestras ideas.
El funeral fue preparada el veinte y cuatro
de diciembre con gran rapidez la familia se dividió en quienes que seguían en
shock, quienes debían arreglar papeles, quienes prepararon la cremación y el
funeral, y quienes trataban de que nosotros, los pequeños de la casa, no
sepamos más del tema.
Asi fue como en amanecí con vestido
negro, zapatos de charol en medio del
silencio. Y al llegar en vez de recibir regalos recibíamos flores y
abrazos, en vez de feliz navidad teníamos condolencias. María afirma que:
-
Ese
día en vez de celebrar el regreso de mi niño Jesús, estábamos celebrando la
muerte. Era celebrar la muerte en vida.
Gloría
Guzmán recuerda con un
rostro enrojecido y con las maños en puño como recorrían los chismes en el
funeral:
-
Nosotros
no sabíamos nada, solo nos dieron que encontraron el cadáver en la quebrada.
Mas en el funeral se contaba que le
habían llevado dos personas del barrio, uno que le dicen “el whaciman”. Lo
habían asesinado y desnucado. Al final la policía no hizo nada, no se sabe ¿quién
lo mato?, ¿qué paso?
Después del entierro la señora Noemí
Salazar llamo a la casa de la familia y cono que la pandilla de los hediondos o
panchos había maquinado el asesinato. Entonces Roció quien se hallaba en casa
escucho la llamada y vino a su mente el
accidente ocurrido días antes de navidad un quince de diciembre, declarando lo
siguiente para el Doctor. Oliver Arellano, abogado.
-
Mi
esposo y yo llegamos tarde por un compromiso entre eso de las 2:00 a 4:00 de la
mañana. Mi esposo fue a guardar el carro y yo miraba que mi hijo no se haya
despertado. Baje a la puerta pues en la esquina habían cinco hombres, entre
ellos “el Pancho”, “el Chavo” y “el Nelson” que buscaron pelear con mi esposo y
se golpearon. Entonces salio mi padre a defendernos; ya que a mi esposo le
tumbaron al piso y poco después también le votaron al piso a mi padre.
Entonces mi padre se levantó y fue por
un tubo de escape y empezó a golpearles pues pateaban a mi esposo en el piso.
El Nelson tratado de sepáralos y fue cuando el Pancho tomo una botella de licor
del piso y corrió contra mi padre gritaba “Te voy a matar”; Mi padre contesto
“Ven hijo de puta y veras”.
Se fueron amenazando de muerte y
rompiendo los vidrios.
El caso del homicidio de Simón Bolívar Gutiérrez
se presentó frente al juez décimo tercero de lo penal de Pichincha con la
demandante María Alina Moncayo Andrade, en el
registro C.J. 1703. En el mismo se acusa a Víctor Pozo Guano, alias “El
Pancho” por los delitos de robo y asesinato tipificados en el código penal vigente
de la época, artículos 550 y 450, numerales 1 y 4. Además se pide una
investigación minuciosa para conseguir a los cómplices y se denuncia las amenazas
a Roció Elizabeth Gutiérrez y sus pesos Gabriel Pinto, indicados que “Si fue
primero el padre, ahora les toca a este par”
En el 2007 la tasa de homicidios por
cada mil habitantes es de 17.9%. El homicidio de Simón es un caso visible del
aumento de 11 puntos entre 1990 y 2009 registrados por la Dirección General de Operaciones de la Fiscalía General del Estado.
Solamente el 3% de casos violentos en el Ecuador recibe una sentencia, según el
informe de Philip Alton sobre las ejecuciones judiciales, extrajudiciales,
sumarias o arbitrarias. En el 2007
Hoy en día la navidad para la familia Gutiérrez
ha cambiado, no hay reuniones familiares, ni organización de festejo barrial.
Las sonrisas se pierden asi como el recuerdo de quien fue mi abuelo, el niño
amante de la navidad.
¿No estoy segura si es la forma dolorosa
y rápida en la que se fue? O ¿La culpa de María Moncayo al no abrir la puerta?,
pero sé que mi abuelo se ha vuelto nuestro tabú, secreto familiar.
Al ir creciendo era mi abuelo quien me
cuidaba y acompañaba, el que regañaba a mi padre. Mi abuelo era Ahora su recuerdo se halla en las siete casas
de sus hijos ubicado en la sala de las
casas, con el mismo retrato. Simón internado con traje negro, camisa blanca y
corbata de puntos azules, ojos claros, calva prominente y sonrisa impasible.
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