viernes, 17 de febrero de 2017

Reportaje



PERIODISMO II

TRABAJO
REPORTAJE

NOMBRE
MAGALY CANGÁS

CURSO
5”B”

FECHA
1 de enero de 2017

ANTETÍTULO
Cada año 1,2 millones de niños son víctimas del maltrato de infantil
TÍTULO

El grito silencioso de un niño maltratado

SUMARIO
El maltrato infantil, es una causa de sufrimiento para los niños y las familias, y puede tener consecuencias a largo plazo.
ENTRADA/
INTRODUCCIÓN
Según la Organización Mundial de la Salud (Fuente 1) el maltrato infantil es un tema que día a día ha ido creciendo. El maltrato es una forma de agredir a los niños, son acciones que van en contra de un adecuado desarrolló físico y emocional del niño, cometidas por personas, instituciones o la propia sociedad.
La Organización Mundial de la Salud determinó con la declaración de los derechos del niño puesta en el siglo XX, que el maltrato infantil se considera un delito y un problema de profundas repercusiones psicológicas, sociales, legales y médicas.
“Mi padrastro era un asco de persona, le pegaba a mi mamá, me pegaba a mí, era un desastre total”. Asegura Arturo Narváez Santacruz (FUENTE 2) después de cuestionarle la forma de tratarlos y de educarlos. Este tipo de maltratos tiene consecuencias terribles, pero también hay personas como Arturo Narváez que a pesar de que sufrió de maltrato, no tiene deseos de ejercer la violencia por su cuenta, en contra de su padre o en otras personas, al contrario valora más la vida y da gracias por todo lo que tiene y por todo lo vivido. “Actualmente con mi madre no hay ningún problema, me apoya mucho. Creo que esas experiencias me ayudan, más que lamentarme, me han ayudado a ser fuerte, saber que la vida no es fácil, agradecer lo que tienes”
Los golpes e insultos, son actitudes que se marcan para siempre en la vida de un niño. El 6 de enero un caso de maltrato infantil causo malestar en la escuela Luis Leoro Franco en la ciudad de Ibarra. Un menor de 5 años habría sido golpeado en el rostro por su padrastro hasta producirle una lesión nasal, María Sol de la Torre directora de la institución, (FUENTE 3) denunció este caso a la Dinapen.

Aunque pareciera imposible de creer, en pleno siglo XXI cuando existen más y mejores herramientas para la educación y la crianza de los hijos, el maltrato infantil representa una lamentable situación que persiste en los hogares, pese a los grandes avances en cuanto a legislación, reconocimiento de derechos y protección de niños, niñas y adolescentes en el marco jurídico.
Maximiliano Rúales tiene 7 años y estudia segundo grado en el colegio Narabino. Su madre le dibujo con dolor cuatro dedos en su mejilla morena, aún inflamada. 
La cachetada de Maximiliano Rúales esconde la violencia que alcanza a millones de niños en el país y que no necesariamente es evidenciada con los dedos de las madres o padres marcados en sus caritas o cualquier parte del cuerpo, pues este flagelo no solo se manifiesta en forma de violencia física, sino también psicológica.
Fue precisamente la maestra de Maximiliano quien llevó el caso al consejo de coordinación escolar de la institución. El planteamiento de la maestra es ampliado por la directora de la organización Prevención del Abuso contra los Niños.
Por otra parte es confortable dar a conocer que hay casos en los que se es posible solucionarlos. Isabel (FUENTE 6) junto con su hija de 4 años, asistió a la tercera consulta de terapia familiar de la clínica ubicada en Imbabura, no podía creer que una de las principales causas de las rebeldías de su pequeña era el maltrato psicológico que ella misma le ocasionaba. Resulta que quien era la fuente de todo, sin saberlo, era yo, relata la madre, conteniendo una lágrima que delataba su sentimiento de culpa, aún después de tres terapias.   
La psicóloga, especialista en terapia familiar, Ana Rúales, (FUENTE 7) recomienda.Debemos estar atentos ante los cambios repentinos en el comportamiento de nuestros hijos, alumnos, tenemos que hacerle frente, pues las consecuencias negativas se evidencian a corto o largo plazo”.
Como receptor de denuncias, en Ecuador existe el Consejo de Protección del Niños, Niñas y Adolescentes, además de otras instancias que además de procesar los casos tienen la tarea de brindar orientación y tratamiento a los menores y sus familias.
Vanesa García, (Fuente 8) psicóloga especializada en maltrato infantil, menciona que "El problema, es establecer los límites”. Explica que ignorar a un niño o una mirada de desprecio es mucho más violento que un cachete. A un niño le hiere mucho más una humillación, un desprecio. Por ello hace hincapié en que hay que trabajar mucho con los adultos para evitar ciertas situaciones porque a nadie nos enseñan cómo ser un buen padre".
Richard Prado (Fuente 9) integrante del Consejo de Protección del Niño, Niña y Adolescente, menciona “Sino hay datos ni un diagnóstico claro es más complicado tomar medidas adecuadas. No obstante, apunta no sólo a una respuesta penal piden una Ley integral para combatir la violencia contra la infancia sino también, a medidas sociales de conciliación. Hay que intentar ayudar a sus padres, hay que protegerlo, pero no sólo en casos concretos.
Señala que los niños son personas con derechos y que se tiene muy poco respeto por ellos, incluso desde las instituciones, que no están adecuadas para ellos.
CONCLUSIONES
En el sector público no se está prestando tratamiento por maltrato infantil. Al menos no como se debe, pues, la demanda es bastante alta y no se cuenta con una plantilla de profesionales completa. Faltan muchos más especialistas en esta área. Según expertos tiene que ser un tratamiento de por lo menos seis o siete meses; donde se debe trabajar sentimientos de culpa, relación con el victimario, autoestima, seguridad en sí mismo, protección cuando hablamos sobre abuso sexual, herramientas para que se proteja, se trabaja con la familia, porque evidentemente en el caso de abuso sexual hay un sentimiento de culpa en los padres terribles.  

TESTIMONIO
Marcelo Sebastián Fernández, “Soy un adolescente tengo 13 años, llegue a Ecuador desde Colombia, mi madre era alcohólica, drogadicta que vivía en la calle, me contaron que falleció a los pocos años que nací; mi padre es una persona alcohólica que mayormente anda en la calle. Debido al fallecimiento de mi madre, fui criado por mi hermana mayor y mi padre. Debido a las continuas agresiones físicas y emocionales que recibía de mi padre decidí irme de mi casa e inicia una vida en la calle. A los 8 años de edad empecé consumir Terokal (pegamento utilizado para drogarse) durante el tiempo que permanecí en la calle, andaba por las playas y basurales sin control, es así como fui abusado sexualmente por hombres adultos, dejando en mi costumbres y actitudes sexuales inadecuadas. Después de un tiempo así llegue al Centro Primax en agosto del 2004, con mucha carencia de afecto, me era difícil adaptarme y obedecer reglas, no sabía leer ni escribir y mostraba problemas internos profundos. En la actualidad me encuentro en proceso de restauración, estoy estudiando en la Escuela aprendiendo a leer y escribir, me siente parte de la Casa de Centro Primax. He logrado superar mi ansiedad a la droga y está aprendiendo a convivir con otros niños. Realmente me siento mejor y en algún momento de mi vida desearía tener una familia, un padre, una madre, en algún momento de mi vida desearía ser feliz.






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