ENTRADA/
INTRODUCCIÓN
|
Los transeúntes que caminan
por la calle Luis Felipe Borja, entre la calle Sebastián de Benalcázar y Rio
Jaramillo Alvarado, desde las 5 de la tarde y 10 de la noche se encuentran
con una gran amalgama de gastronomía. “Los agachaditos” como mejor les
conocen son personas que no tienen un empleo fijo y se han “tomado esta
calle” para comercializar comida rápida.
Los vendedores caminan a lo
largo de cinco cuadras de esta arteria vial ofertando fritada a USD 3.50,
salchipapas a 1.50, mollejas a 2.25. Movilizan sus puestos y canastas
apoyándose de una bicicleta, de algún carrito ambulante o simplemente sobre
los hombros.
|
CUERPO DEL TEXTO
Humberto Rojas
Morocho, padre de familia de 2 niños, nos cuenta su historia de cómo decidió
ser comerciante. Comenta que lleva 10 años trabajando en las calles, se
dedica a esta labor para sustentar su hogar y poder pagar la educación de sus
hijos ya que su esposa no trabaja y él es el único sustento dentro de su
hogar. Cuando se le pregunta sobre como es la relación que mantienen con las
autoridades metropolitanas, Humberto menciona “ Quisiera que por lo menos nos
dejaran trabajar en la calle, para ganarse el pan de cada día, porque
sentimos que nos fastidian”
En la actualidad
la ordenanza metropolitana No. 0280 de desarrollo integral y regulación de
las actividades de comercio y prestación de servicio de las trabajadoras y
trabajadores autónomos, tiene como objetivo regular las actividades
comerciales y de servicio en el espacio público del distrito metropolitano de
Quito, así como fomentar el desarrollo integral de las trabajadoras y
trabajadores autónomos. Dicha ordenanza divide a los trabajadores en cinco
grupos: autónomos fijos, autónomos semifijos, autónomos ambulantes, autónomos
ocasionales y autónomos en transportación publica, a cada uno se le asigna un
lugar y se le permite comerciar libremente.
Esto no parece
ocurrir según Juan Gomez, comerciante de 15 años de edad, que se ha visto
obligado a trabajar en la calle por los bajos recursos que existen en su
hogar, Juan nos dice: “sentimos que somos perseguidos por los metropolitanos
y pienso que el problema es que muchos de los comerciantes ambulantes
desconocemos la ley y al ocurrir esto no nos amparamos en la misma”. Gladys
Guevara, residente del sector, demanda que esto se debe a la falta de leyes
por parte del gobierno para salvaguardar el trabajo de los comerciantes
ambulantes.
Daniela Grepa,
comerciante que lleva un año trabajando como vendedora ambulante, nos cuenta
que se dedica a vender en las calles a raíz de que a su esposo lo despidieron
de la empresa en la que trabajaba. Comenta que tiene tres hijos, y que con lo
que ganan vendiendo tanto ella como su esposo no les alcanza para sustentar
los gastos básicos. Cuando se le pregunta sobre cómo es trabajar en la calle,
Daniela menciona “ Tenemos que estar todo el tiempo correteando de los
metropolitanos porque ellos hacen lo que les manda el municipio, al menos nosotros
que no somos estudiados nos tratan mal”.
Según el último
reporte del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). La encuesta de
empleo, publicada el 16 de julio del año pasado, establece que del total de
personas con empleo en el país (7 098 584), el 39,31% está en condiciones de
informalidad.
|
martes, 14 de febrero de 2017
Escapando del tolete en medio del humo.- Reportaje. Bryan Guayasamín 5"B"
Según
datos de la revista “Lideres” un total de 2,7 millones trabajan en la
informalidad en Ecuador.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario