ALEX CORONEL
PERIODISMO II
31/01/2017
Título
“LAS VOCES QUE NADIE ESCUCHA”
Sumario
El maltrato a los canes en Quito parecería ser parte de la cotidianidad,
sin protesta
alguna de la gente.
Entrada
En la capital quiteña,
muchas de las veces las personas pasan y repasan las calles sin percatarse de
las mascotas que están expuestas a todo tipo de peligro. Los perros que en su
mayoría están solos, y sin el mínimo cuidado o protección que se le debería
brindar a estos animalitos son el blanco de algún tipo de desgracia o
violencia.
“Sin perros quien les
ladre”, en una expresión de metáfora, es como los canes son vistos ante la
sociedad, sin nada de ayuda para refrenar la violenta manera en la que estos
amigos del hombre son tratados.
Muchas personas que están
adheridas a ellos, ya sea por trabajo o por amor, saben cómo es su
supervivencia, más aún cuando sus derechos son vulnerados. Se estima que
alrededor de 300.000 perros están en las calles de la capital tratando de
sobrevivir, queriendo comer y tomar agua, según datos del medio impreso EL COMERCIO, en un sondeo en el año 2016.
Cuerpo del texto
Un sin número de
circunstancias surgen para que el “mejor amigo del hombre” sea encontrado en
las avenidas, parques, centros comerciales, plazas y demás lugares. El factor
económico es uno de los principales motivos para que las familias se desprendan
de sus mascotas, algunos apuntan a regalarlos, otros publican por sus redes
sociales para ponerlos en adopción o en el peor de los casos simplemente los
botan a las calles a su suerte.

Foto:Taringa.net
Valeria Cajamarca, en el mes de diciembre puso en adopción a 3
cachorritos por la plataforma comunicacional FACEBOOK. “hubo interés de personas en mis perritos, pero uno de
ellos lo quería para abandonarlo a que cuidara una hacienda en el páramo”. Es
como se expresó Valeria en una conversación a través del chat.
Sin embargo, quién podría
siquiera regresar a ver a un animalito cuando llueve. Nosotros los “todo
poderosos humanos”, teniendo conciencia de lo que le puede suceder a un perro,
no lo llevamos hasta un centro de ayuda, o simplemente le brindamos un abrigo
mientras el frío de la noche y el hambre se hace presente.
Existen muchas personas
que brindan su apoyo y cariño, como un trabajador del Protección Animal Ecuador (PAE) Santiago Guangotuña, quien asegura
que ha visto de cerca el maltrato a los perros, y sin duda lo deprimente en su
versión, él, afirma que los canes son bien vistos cuando son cachorros, y que
cuando ya están viejos los desechan.
Cuanta maldad recorre en
los humanos, siendo seres “perfectos” y concientización de sus actos, no somos
capaces de poder contrarrestar este fenómeno social que nos debe concernir a
todos, la responsabilidad debe ser parte de este proceso, así lo enfatiza Estefanía Onofa, estudiante de la Facultad de Comunicación Social (Facso),
“ellos no hablan, pero sí sienten”, “se debe crear más instituciones para estos
seres que lo único que nos brindan es felicidad”, palabras directas de una
chica que lo único que pide es más atención hacia ellos.
Versiones tan distintas,
elocuentes y dóciles por un lado. Mientras que para otros, son parte de la
cotidianidad, en el papel nos debería afectar por igual, sin embargo, para un
recolector de basura es parte dé.
Gregorio Simbaña, trabajador de la Empresa Pública Metropolitana de
Aseo de Quito (EMASEO), parece tener en su léxico algo común entre sus
dientes, “perros muertos”, si bien es cierto que cientos de perros nacen y
mueren, pero nadie querría ver a un animalito padecer ahogado en un contenedor
de basura. Don Gregorio, afirma que es pan de cada día encontrar perros muertos
entre los escombros, pero que mueran asfixiados lentamente, es algo abyecto
para un animal, al menos, un frío estremecedor recorrió por mi cuerpo al
escuchar su testimonio.
Conclusiones
“El pensar en nuestras
mascotas implicaría también el comportamiento del ser humano”, sería lo más
lógico. Y así lo asimila Karen Andrade,
PHD de la Facultad de Comunicación Social. Ella siendo docente, pero a su
vez protectora de animales, aseveró con alegría y enérgica, que la fauna es parte
de nosotros, de nuestra urbe, cosa que en las partes periféricas de Quito, a
los perritos se los cría para cuidar sus viviendas, como lo acotó Valeria, al
referirse que su cachorrito iba ser enviado a una hacienda a las afueras de la
ciudad. Pero, el abandono cruza barreras sentimentales. En la Av. Simón
Bolívar, transcurrida y colmada de autos por los quiteños, son el lugar más
desalmado para abandonarlos, de hecho, todos los días mueren perros en esta vía
crucial según un artículo del medio
impreso EL COMERCIO.
Tal parece, que el estigma
a las muertes y maltratos deja muy marcada,
Pablo Zavala es uno de ellos, enfatiza con un poco de impotencia, “que en
la actualidad se ha perdido la sensibilidad a las mascotas”. Entonces, qué
vamos a dejar de legado a nuestros hijos, dónde está la el sentimentalismo y el
amor hacia un ser vivo.
Esterilizar, cuidar, no
abandonar, ser responsable y sobre todo el amor que debe primar en el ser
humano, deben ser los factores claves para una “fauna urbana” agradable y
amena. A pesar de que no pueden hablar, pero al menos nos transmiten emociones.
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