lunes, 13 de febrero de 2017

Las Voces Que Nadie Escucha - Roportaje/ Alex Coronel

ALEX CORONEL
PERIODISMO II
31/01/2017

Título

“LAS VOCES QUE NADIE ESCUCHA”


Sumario
El maltrato a los canes en Quito parecería ser parte de la cotidianidad, sin protesta
alguna de la gente.
Entrada
En la capital quiteña, muchas de las veces las personas pasan y repasan las calles sin percatarse de las mascotas que están expuestas a todo tipo de peligro. Los perros que en su mayoría están solos, y sin el mínimo cuidado o protección que se le debería brindar a estos animalitos son el blanco de algún tipo de desgracia o violencia.

“Sin perros quien les ladre”, en una expresión de metáfora, es como los canes son vistos ante la sociedad, sin nada de ayuda para refrenar la violenta manera en la que estos amigos del hombre son tratados.

Muchas personas que están adheridas a ellos, ya sea por trabajo o por amor, saben cómo es su supervivencia, más aún cuando sus derechos son vulnerados. Se estima que alrededor de 300.000 perros están en las calles de la capital tratando de sobrevivir, queriendo comer y tomar agua, según datos del medio impreso EL COMERCIO, en un sondeo en el año 2016.





Cuerpo del texto
Un sin número de circunstancias surgen para que el “mejor amigo del hombre” sea encontrado en las avenidas, parques, centros comerciales, plazas y demás lugares. El factor económico es uno de los principales motivos para que las familias se desprendan de sus mascotas, algunos apuntan a regalarlos, otros publican por sus redes sociales para ponerlos en adopción o en el peor de los casos simplemente los botan a las calles a su suerte.
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                                                                                                              Foto:Taringa.net

Valeria Cajamarca, en el mes de diciembre puso en adopción a 3 cachorritos por la plataforma comunicacional FACEBOOK. “hubo interés de personas en mis perritos, pero uno de ellos lo quería para abandonarlo a que cuidara una hacienda en el páramo”. Es como se expresó Valeria en una conversación a través del chat.

Sin embargo, quién podría siquiera regresar a ver a un animalito cuando llueve. Nosotros los “todo poderosos humanos”, teniendo conciencia de lo que le puede suceder a un perro, no lo llevamos hasta un centro de ayuda, o simplemente le brindamos un abrigo mientras el frío de la noche y el hambre se hace presente.

Existen muchas personas que brindan su apoyo y cariño, como un trabajador del Protección Animal Ecuador (PAE) Santiago Guangotuña, quien asegura que ha visto de cerca el maltrato a los perros, y sin duda lo deprimente en su versión, él, afirma que los canes son bien vistos cuando son cachorros, y que cuando ya están viejos los desechan.
Cuanta maldad recorre en los humanos, siendo seres “perfectos” y concientización de sus actos, no somos capaces de poder contrarrestar este fenómeno social que nos debe concernir a todos, la responsabilidad debe ser parte de este proceso, así  lo enfatiza Estefanía Onofa, estudiante de la Facultad de Comunicación Social (Facso), “ellos no hablan, pero sí sienten”, “se debe crear más instituciones para estos seres que lo único que nos brindan es felicidad”, palabras directas de una chica que lo único que pide es más atención hacia ellos.

Versiones tan distintas, elocuentes y dóciles por un lado. Mientras que para otros, son parte de la cotidianidad, en el papel nos debería afectar por igual, sin embargo, para un recolector de basura es parte dé.

Gregorio Simbaña, trabajador de la Empresa Pública Metropolitana de Aseo de Quito (EMASEO), parece tener en su léxico algo común entre sus dientes, “perros muertos”, si bien es cierto que cientos de perros nacen y mueren, pero nadie querría ver a un animalito padecer ahogado en un contenedor de basura. Don Gregorio, afirma que es pan de cada día encontrar perros muertos entre los escombros, pero que mueran asfixiados lentamente, es algo abyecto para un animal, al menos, un frío estremecedor recorrió por mi cuerpo al escuchar su testimonio.
Conclusiones
“El pensar en nuestras mascotas implicaría también el comportamiento del ser humano”, sería lo más lógico. Y así lo asimila Karen Andrade, PHD de la Facultad de Comunicación Social. Ella siendo docente, pero a su vez protectora de animales, aseveró con alegría y enérgica, que la fauna es parte de nosotros, de nuestra urbe, cosa que en las partes periféricas de Quito, a los perritos se los cría para cuidar sus viviendas, como lo acotó Valeria, al referirse que su cachorrito iba ser enviado a una hacienda a las afueras de la ciudad. Pero, el abandono cruza barreras sentimentales. En la Av. Simón Bolívar, transcurrida y colmada de autos por los quiteños, son el lugar más desalmado para abandonarlos, de hecho, todos los días mueren perros en esta vía crucial según un artículo del medio impreso EL COMERCIO.
Tal parece, que el estigma a las muertes y maltratos deja muy marcada, Pablo Zavala es uno de ellos, enfatiza con un poco de impotencia, “que en la actualidad se ha perdido la sensibilidad a las mascotas”. Entonces, qué vamos a dejar de legado a nuestros hijos, dónde está la el sentimentalismo y el amor hacia un ser vivo.
Esterilizar, cuidar, no abandonar, ser responsable y sobre todo el amor que debe primar en el ser humano, deben ser los factores claves para una “fauna urbana” agradable y amena. A pesar de que no pueden hablar, pero al menos nos transmiten emociones.


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